La homosexualidad es legal en Turquía desde hace siglo y medio, pero hasta hace poco era un gran tabú social. "Pese a luchar contra las corrientes de supremacía islámica, los estamentos políticos laicos de Turquía adoptaron la misma postura homófoba que las religiones", explica Ali Erol, presidente de KaosGL, la asociación de homosexuales y transexuales más influyente de Turquía.
Erol destacó que "también en las comunidades religiosas turcas existen homosexuales. Aunque primero se encuentran ante un dilema, muchos se sienten en paz siendo a la vez musulmanes y gays". Cuatro candidatos ganadores en las pasadas elecciones locales del 30 de marzo a diferentes alcaldías en Turquía, firmaron un Protocolo Gay Friendly Municipal.
Los cuatro candidatos gay friendly electos se han comprometido en breve plazo a hacer alianzas con las organizaciones LGBT para tomar medidas contra la discriminación y a favor de la tolerancia. Sus nombres son: Aykurt Nuhoglu en Kadıköy, Murat Hazinedar en Beşiktaş, Hayri Inonu en Şişli y Yüksel Mutlu en Mersin. Los tres primeros gobernarán distritos capitalinos en Estambul, mientras que la última, es una mujer y lo hará en la provincia turca de Mersin.
Durante el proceso electoral municipal en Turquía, 40 candidatos firmaron el protocolo preparado por la Social Policies, Gender Identity and Sexual Orientation Studies Association (SPOD), mediante el cual, se comprometen a proteger los derechos de la comunidad LGBT local. Turquía es uno de esos países que tienen los derechos de la comunidad LGBT bastante estancados. De hecho, en algunas regiones existen amenazas, asesinatos y demás delitos por el mero hecho de que una persona sea homosexual.
Turquía es uno de esos países a los que parece que le queda mucho para que la homosexualidad sea reconocida. En cambio, ahora con la noticia de que las elecciones han sido ganadas por estos candidatos gay friendly, la esperanza es mayor. Según el psiquiatra Selcul Candansayar, de laUniversidad Gazi de Ankara, la mayoría de los gays turcos abandona la religión o bien oculta su condición homosexual hasta el punto de convertirse en asexuales.
Un estudio de la Facultad de Teología de la Universidad de Ankara dirigido por Ferdi Kiraçreflejó que la mayoría de los hombres homosexuales cree que la religión prohíbe vivir sus inclinaciones sexuales y que, a mayor religiosidad, menor probabilidad de vivir una experiencia sexual. Aunque un 51 % de los homosexuales que se consideran creyentes pensaban que Dios no les iba a castigar por su actividad sexual, todavía el 44% sí espera algún castigo, una convicción "destructiva" para su personalidad, según Kiraç.
La respuesta social ante los homosexuales varía enormemente según la región del país. Si bien es fácil encontrar en Estambul barrios con bares de ambiente y centros culturales dedicados al colectivo homosexual, así como cierta cultura "trans" visible en la calle, muchos homosexuales en las zonas más conservadoras se exponen al riesgo de ser asesinados por sus propios familiares. Uno de estos asesinatos, el de Ahmet Yildiz, ocurrido en 2008, sigue impune hasta hoy y ha inspirado el premiado filme turco Zenne Dancer.
Pero ya el hecho de que la Facultad de Teología aceptara un estudio como el de Kiraç muestra que los aires en el país eurasiático han cambiado, y el debate en las elecciones municipales de marzo han hecho ondear aún más alta la bandera del arcoiris en Turquía.
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