Los alumnos
de Adam Ackley, profesor de la Azusa Pacific University (una universidad
de California confesionalmente cristiana) se han manifestado
públicamente en su defensa ante las presiones para que renunciara a su
puesto tras solicitar a la universidad ver reconocidos su cambio de
nombre y su identidad.
Adam Ackley,
anteriormente conocido como Heather Ann Clements, ha sido hasta la fecha
profesor de Nuevo Testamento y ha llegado a ocupar la cátedra de
Filosofía y Teología. El apoyo público de los estudiantes a este
profesor es un capítulo más de su lucha por permanecer en la
universidad en la que lleva trabajando quince años. El mes pasado Ackley
solicitó a las autoridades de la universidad que reconocieran su nuevo
nombre y su identidad, encontrando por respuesta el despido. Según las
autoridades de la universidad, el profesor habría “violado los valores cristianos”.
Ackley, sin
embargo, ha decidido emprender una batalla legal, en la que ha
encontrado el inesperado apoyo de sus alumnos. El miércoles 2 de octubre
estos se manifestaron en su defensa. “Es el mejor profesor que he
tenido. Así que al sacarle de las clases están perjudicando a los
alumnos, especialmente a mitad de semestre. Además, es una gran pérdida
para la universidad”, ha afirmado por ejemplo Margaret van der Bie, una de las alumnas. Las autoridades de la universidad afirmaron “respetar” la
protesta, pero no parecen haber modificado su decisión, aunque al
parecer siguen en conversaciones con él. Por el momento, su perfil en la
página oficial de la universidad ha sido desactivado, ocultando una
notable trayectoria en el centro académico visible aún en el caché de
Google del antiguo perfil.
El principal
elemento en la defensa legal de Ackley es que en realidad no hay
infracción de ningún código de la universidad. La Azusa Pacific
University se define como cristiana evangélica. Su declaración de
principios incluye un apartado sobre sexualidad humana, donde se afirma
que su modelo de vivir la sexualidad es el de unas relaciones sexuales
dentro de un matrimonio entre hombre y mujer y el celibato cuando no se
está casado. En palabras de la declaración, “la heterosexualidad es el designio de Dios para las relaciones sexuales íntimas”.
Pero nada se dice sobre transexualidad. El profesor Ackley no ha tenido
comportamientos homosexuales por lo que, rigurosamente, no ha
incumplido norma alguna.
No obstante, la
defensa “moral” que este profesor hace de sí mismo es más compleja que
la estrategia legal. Con una argumentación cuanto menos original, Ackley
se apoya en Mateo, 18, 8-9, donde se pone en boca de Jesús que si tu
brazo o tu pie es ocasión de pecado es mejor cortárselo. Según él, su
anatomía femenina es ocasión de pecado y justifica su decisión. En
palabras suyas: “Jesús nos enseñó que si nuestros cuerpos nos hacen
caer, romper la unión con Dios y los demás, es mejor alterar ese cuerpo
que vivir en pecado, que el teólogo Paul Tillich define como
‘alienación’ respecto de uno mismo, de los otros y de Dios… Alterar el
cuerpo para vivir más auténticamente y con mayor integridad (antes que
vivir una vida falsa presentando una falsa identidad) NO es violar los
valores cristianos”.
Se trata, en
definitiva, de una universidad confesionalmente cristiana en la
interpretación más conservadora del término. Sin embargo, parece claro
que su alumnado no coincide con el perfil de esta universidad. Y también
parece que un vacío normativo puede ayudar a Adam Ackley a permanecer a
su puesto. Con todo, permanece el problema principal, ¿puede
considerarse la discriminación laboral a las personas LGTB parte del
ideario de un centro educativo en un país democrático?
fuente: dos manzanas
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