La Justicia contravencional porteña ordenó al presidente de la Asociación Cristiana de Jóvenes (YMCA) realizar un taller sobre identidad sexual por discriminar a una joven trans, socia del club, a quien no le permitió utilizar los baños ni los vestuarios.
Por Mariana Carbajal para Pagina12
El presidente de la Asociación Cristiana de Jóvenes, Eduardo Ibichian, fue obligado por la Justicia porteña a realizar un taller sobre temas vinculados a la identidad sexual, luego de ser condenado por discriminar a una joven trans, a la que le impidió utilizar los baños y vestuarios de la institución. La resolución judicial fue dispuesta por el Juzgado en lo Penal, Contravencional y de Faltas N° 5 de la Ciudad de Buenos Aires, en el marco de una suspensión de juicio a prueba o probation. A pedido de la fiscal que intervino, Claudia Barcia, el curso se dictó en la misma sede central de la entidad, ubicada en Reconquista 439, pleno centro porteño, y estuvo a cargo de la directora del Observatorio de Género en la Justicia, Diana Maffía y la activista trans Loana Berkins, quien dirige la Oficina de Identidad de Género y Orientación sexual de ese organismo, que depende del Consejo de la Magistratura porteño.
La causa se inició en 2013 con una denuncia de Jorgelina Eva Belardo contra la Asociación Cristiana de Jóvenes y su titular por discriminación. La presentación la hizo primero ante el Inadi, donde la misma mujer trans se desempeña. En aquel momento el Inadi y la Asociación acababan de firmar un convenio por el cual los trabajadores del organismo contra la discriminación, la xenofobia y el racismo podían disfrutar de las instalaciones de la Asociación, conocida por su sigla en inglés YMCA, para practicar diversas actividades físicas. Belardo contó que fue convocada para alistarse como socia de la entidad y obtuvo en julio de 2013 su carnet N459749. Unos días después, el 2 de agosto, recibió un llamado de la YMCA para citarla a una charla “por un aparente problema cardiovascular que debía verificar”. El lunes 5 de agosto se presentó en las instalaciones junto a su pareja. La invitaron a participar de una reunión con un cardiólogo y otro médico, y el responsable de la institución, en la que estuvieron también otras personas. Belardo detalló que se le preguntó por operaciones realizadas y, en particular, si se había hecho algún tipo de cirugía genital o de ablación. “Creyendo que se trataba de una pregunta con intencionalidad médica, contesté que no. Y a partir de allí las referencias discriminatorias en tono de preguntas no se hicieron esperar: que a qué baño pensaba ir, que en qué vestuario me cambiaría, etcétera”, contó la joven. Finalmente, denunció que le dijeron que “no podía cambiarme en ningún baño, ni en el de mujeres ni en el de hombres, que sus instalaciones no estaban preparadas para recibirme y que no podía, en consecuencia, utilizar el gimnasio ni los baños ni los vestuarios”. Belardo precisó que les recordó las leyes nacionales antidiscriminación y de identidad de género “a las que despreciaron desde la ignorancia, diciendo que las desconocían y que no les daban la menor importancia”.
El Inadi inició un expediente y, tras analizar el caso, dictaminó que la entidad y su titular habían discriminado a la joven trans. La presentación ante el organismo derivó luego en una denuncia en el fuero Penal, Contravencional y de Faltas y quedó a cargo del Juzgado N° 5. La fiscal Barcia, que intervino en el caso, consideró que la conducta de Ibichian estaba tipificada en el artículo 65 del Código Contravencional de la Ciudad, que sanciona con dos a 10 días de trabajo de utilidad pública o 400 a 2000 pesos de multa “a quien discrimina a otro por razones de raza, etnia, género, orientación sexual, edad, religión, ideología, opinión, nacionalidad, caracteres físicos, condición psicofísica, social, económica o cualquier circunstancia que implique exclusión, restricción o menoscabo”. El abogado defensor del imputado, José María Ojeda, propuso la aplicación del instituto de suspensión del juicio a prueba o probation. El planteo fue aceptado por la fiscal. Y luego el acuerdo fue homologado por la jueza Penal, Contravencional y de Faltas N° 5, María Fernanda Botana. Como sanción, el titular de la YMCA fue condenado a realizar el curso, en la propia entidad.
“Si bien la obligación impuesta por la Justicia alcanzaba sólo al presidente del directorio como responsable, la Asociación propuso que participaran otras personas a cargo de distintas responsabilidades, programas y colegios YMCA. Trabajamos durante tres horas, dejamos materiales como la edición de los principios de Yogyakarta que utilizamos para algunas definiciones –y plantean cómo incorporar el derecho internacional de los derechos humanos a las temáticas de la diversidad sexual– y como marco deseable para la acción, y debatimos acerca de las formas alternativas de resolver la inclusión de personas trans en las instituciones”, contó a Página/12 Maffía, filósofa feminista y ex legisladora porteña. El taller se hizo el 10 de diciembre, en coincidencia con el Día Internacional de los Derechos Humanos. Junto con Maffía y Berkins, también expuso la jefa de despacho del Observatorio, María Aluminé Moreno.
“Una evidencia fue la barrera arquitectónica: tanto los vestuarios de mujeres como los de varones son abiertos y sin cubículos ni cortinas, lo que dificulta su uso para muchas personas que por distintos motivos no quieren exhibir sus cuerpos –incluyendo padres con sus hijas o madres con sus hijos–. El problema va mucho más allá de los cuerpos trans, y no se trata de crear ‘un tercer vestuario’ sino instalaciones que permitan no exponerse a las personas que no desean hacerlo”, consideró Maffía. Pero aclaró que “las dificultades para asimilar los cambios legales no pueden ser un argumento institucional para no brindar las garantías que establece la ley o cercenar derechos ya adquiridos”.
Berkins contó a Página/12 que uno de los motivos recurrentes en cualquier acto de discriminación hacia personas trans en bares, hospitales o escuelas suele ser el uso de baños. “Para mí es un misterio la concepción que esta sociedad da al baño. ¿Por qué hay tanto recelo? Siempre la preocupación de las instituciones es a qué baño vamos a ir. Esto anunciaría el relato más temido de la heterosexualidad: la introducción de cuerpos diferentes en esos ámbitos. Lo que devela no sólo la gran transfobia sino la negación del lesbianismo también: porque dos mujeres pueden tener un encuentro amoroso en un baño”, reflexionó la activista trans. Berkins calificó como “interesante” el taller dictado, y señaló que “fue tenso por momentos”. En el taller se habló sobre la identidad travesti, sobre la situación de vida de personas trans, de cómo la Ciudad fue pionera en avances de inclusión para la diversidad sexual y finalmente se cerró con las leyes de Matrimonio Igualitario y de Identidad de Género. Página/12 intentó conocer la opinión de Ibichian, pero no contestó al requerimiento periodístico de este diario.
El presidente de la sede local de la YMCA se graduó como contador en la UBA y cursó sus estudios secundarios en el colegio Carlos Pellegrini. A la Asociación Cristiana de Jóvenes ingresó a los 9 años.
Maffía reveló que desde la Asociación “nos enviaron un agradecimiento por la actividad y por el diálogo muy abierto y a veces fuerte que, según dijeron, ‘sin lugar a dudas nos servirá a todos para seguir aprendiendo y mejorando la comprensión de un tema complejo sobre el cual es necesario avanzar’”. También “nos pidieron que les enviáramos los materiales que usamos en la capacitación para seguir reflexionando”, agregó la directora del Observatorio. Según cuenta en su página web, la misión de la Asociación consiste “en promover los valores de la vida: el amor, la paz, la justicia, la solidaridad y la libertad.” Tal vez después de este taller, amplíen la misión para incluir el valor de la “no discriminación”.
fuente: pagina 12.
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