La primera campaña homófoba del continente la inició Hernán Cortés,
muy sorprendido de lo que había encontrado al otro lado del Atlántico: ”Hemos sabido y sido informados de cierto que todos son sodomitas y usan aquel abominable vicio”.
La mayor parte de los exploradores, López de Gómarra, Bernal Díaz del
Castillo y Alvar Núñez Cabeza de Vaca, también observaron y
describieron prácticas homosexuales entre los nativos de las islas y
tierras continentales, exceptuando Bartolomé de Las Casas. Según Cabeza
de Vaca, quien llegó a vivir con los autóctonos de la Florida durante
más de seis años: “Entre ellos vi una diablura, y es que vi un hombre casado con otro, y estos son unos hombres amarinados”…
“y andan tapados como mujeres y hacen oficio de mujeres, y tiran arco y
llevan una gran carga, y entre ellos vimos muchos de ellos así
amarionados”… “como digo, y son más membrudos que los otros hombres, y
más altos; sufren muy grandes cargas”.
Además de los testimonios escritos, no hay pocas piezas artísticas
que sirven de testimonio de estas prácticas: En San Anton (México), los
conquistadores encontraron ídolos de oro y barro en donde se aprecian
dos hombres cabalgando uno sobre otro, en forma de acto homosexual. Otra
cerámica similar se puede observar en el museo del oro, en Bogotá,
Colombia. Pero es entre los Mayas-Yucatecos que se encuentran figuras en
barro en una perfecta orgía gay. En la Mochica, asimismo, existen
representaciones de este comportamiento sexual. Podemos apreciar otras
figuras en el museo Rufino Tamayo de Oaxaca o en el museo de arte
precolombino de Chile.
Como suele hacerse desde Europa, no se puede uniformizar un
continente tan amplio. Según cuentan los cronistas, era en la costa de
Perú, donde las prácticas homosexuales parecían más frecuentes, hasta el
punto de que en la isla Puná el cacique tenía varios hombres en su
harén, además en la mitología del litoral ecuatoriano se transmitían de
generación en generación hazañas de héroes homosexuales.
No obstante la homosexualidad en el antiguo México tenía varias percepciones: “En
las culturas prehispánicas de México, la homosexualidad tenía distintas
percepciones. Los aztecas no permitían las prácticas homosexuales y
daban castigo de muerte”… “no obstante la homosexualidad
existía en esta sociedad y era ejercida clandestinamente. Dentro de la
sociedad maya, la homosexualidad, era una práctica común, permisible e
incluso venerada principalmente entre los jefes, sacerdotes y guerreros
(clase alta)” , según explica Iris Gastelum en su aproximación al tema.
La homosexualidad femenina estuvo muy bien visto en algunas culturas
andinas, pues en los estratos nobiliarios del imperio incásico suponía
un ideal. En cualquier caso, la Santa Inquisición se ocupó de borrar
todo rastro, pues los enviados españoles tenían autorización de segar el
pecado nefando y derivados sin tener que pedir permiso a la Corona.
El historiador Pedro Cieza de León reconoce que todos estos hábitos
estuvieron silenciados hasta que en épocas recientes los historiadores,
sobre todo, norteamericanos, comenzaron a hurgar en la herida.
fuente: diego hernandez para ociogay
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